
18 Ene Ansiedad y Estrés ocultos tras tus hábitos
Imagínate un bebé cuya mamá por norma, ante sus llantos (justificados o no) le da el pecho para calmarle, o un papá que cuando el niño le duele algo lo arrulla hasta dormirlo para aliviarle, o aquellos padres que sacan a la calle a su bebé para distraerlo y atenuar sus llantos cuando tiene algún malestar.
Ahora imagínate esos niños de adultos ante una situación de estrés (mayor o menor), ¿qué te parecería que ante esa situación que les sobrepasa, su cuerpo les pidiera comer, dormir, o caminar respectivamente?
Sin pretender dar una explicación monocausal, porque ningún comportamiento humano atiende a una sola causa, acabamos de trazar una relación entre el comportamiento automático que muchas personas tienen cuando están estresados y cómo se forjó en la infancia esa conducta.
Estos niños aprendieron que ante un malestar importante comer, dormir o tomar el aire les alivia, y, sin saber cómo, se encuentran de mayores ejecutando este tipo de conductas. Ellos darán una explicación racional de su comportamiento: “los nervios me dan hambre, de repente salí a la calle para comprar el periódico o me dormí porque la situación me estaba agotando”, pero detrás de esa explicación racional hay algo de base más inconsciente y básica: son los automatismos (conductas automáticas ante ciertos estímulos), o lo que los psicólogos llamamos conductas compensatorias del estrés.
¿Por qué os contamos todo esto? El fin de este planteamiento es comprender que, tras muchas de nuestras reacciones existe una ansiedad subyacente y bajo muchos de nuestros hábitos elaborados también.
Seguro que a estas alturas de lectura te estarás preguntando, si es que no lo has identificado ya: ¿cuáles son mis hábitos o reacciones cuando estoy estresado o sobrepasado por algo?.
Para ilustrarte o ayudarte en tu reflexión te contamos que hay quien calma su ansiedad con las siguientes conductas:
- beber alcohol
- comer
- dormir
- chatear
- navegar por internet
- hacer compras (tanto en persona como online)
- jugar a las tragaperras o apuestas
- jugar a los videojuegos
- correr, practicar deportes de contacto etc
- ligar, seducir, donjuanismo
- practicar sexo
Muchos de estos hábitos además de ser tentadores están bien vistos socialmente y además la sociedad de consumo nos los pone en bandeja, así beber alcohol o hacer compras son actividades difíciles de evitar si vives en sociedad. El problema viene cuando estas placenteras actividades tomna el control sobre nosotros: nuestra economía, nuestra salud emocional, nuestro equilibrio familiar etc.
Obviamente hay hábitos más saludables que otros, y hay actividades aparentemente calmantes de la ansiedad que tan sólo la camuflan, aumentándola a la larga: como fumar, los atracones de comida o las compras frenéticas entre otros. El problema añadido de caer en estos hábitos de forma compulsiva es obvio: causan deterioro personal y social, pues el exceso de comida, bebida o drogas nos deteriora física y socialmente.
Por tanto los hábitos compensatorios del estrés no son ni buenos ni malos, a priori, sino necesarios para la supervivencia, para tolerar pequeñas o grandes situaciones que sentimos que en un momento dado nos desbordan, es decir nos estresan. La cuestión es que hay formas de calmar la ansiedad más saludables como salir a tomar el aire, buscar un abrazo, o caminar, y otras menos. De hecho, hay hábitos aparentemente no dañinos, que cuando dejan de estar bajo control y condicionan la vida llegan a ser muy perturbadores ¿por qué? Porque se convierten en adicciones: como pasa con la adicción al sexo o a las conquistas amorosas, ambas prácticas saludables que cuando se convierte en la prioridad de nuestra vida a la que supeditar el resto de facetas se convierten en patología con gran componente de ansiedad.
Si tienes dudas acerca de algún hábito que pudiera estar camuflando tu ansiedad, pregúntale a tu entorno cercano, seguro que ellos te darán una aproximación, y si te señalan que hay una situación que están pudiendo contigo, y por supuesto tú lo compartes: pide ayuda para identificar la ansiedad subyacente a ese hábito y así aprender a reducir tu sensibilidad a la ansiedad y al estrés. O lo que es lo mismo aprender a manejarla de forma más saludable. Es importante aprender a tolerar cierto nivel de estrés sin caer en la compulsión ansiosa, y sobre todo sin sufrir.
«Hábitos que esconden Ansiedad y Estrés» Beatriz Álvarez: beatriz@escuchartepsicologia.com 699 251 287
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