Medicación contra el Sufrimiento: claves antes de tomarla


Medicación contra el Sufrimiento: claves antes de tomarla

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Hay enfermedades crónicas, que requieren medicación de por vida o al menos durante largos períodos, como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, o disfunciones hormonales entre otras. Ante estas dolencias los pacientes suelen recibir sus tratamientos con más o menos aceptación pero sin cuestionar su necesidad para la salud.

Dentro de estas enfermedades que requieren medicación están las de salud mental, ante las que el paciente recibe su medicación como parte fundamental de su tratamiento, como depresión endógena (congénita) severa o trastornos del espectro esquizofrénico entre otros.

Por otro lado, hay otras enfermedades más difusas, cuyos pacientes son más reacios a ingerir medicamentos como antigripales, analgésicos o antiinflamatorios, por hablar de medicinas más básicas y comunes. Hay pacientes que deciden no medicarse y tratar su malestar con medicina alternativa, o simplemente la transitan sin medicación. Algunos de los pacientes que optan por no tomar medicación son alentados por sus médicos, ya que dentro de la medicina, hay diferentes “estilos de tratamiento” ante una misma dolencia. Para ilustrar esto os invito a buscar el caso de algún conocido que haya acudido a un especialista quien le prescribe cirugía para solucionar su patología, mientras otro médico ante el mismo cuadro considera que la cirugía sería más agresiva para su organismo que la propia enfermedad (algo así como matar moscas a cañonazos), y sugiere otros tratamientos menos invasivos. medicacion para el dolor psiquico

Hasta aquí no estoy desvelando nada nuevo. Simplemente pretendo que comprendáis la complejidad y sobre todo “subjetividad” de algunos (insisto: algunos) tratamientos médicos.

Volviendo al área de la salud mental nos preguntamos Medicarse ¿sí o no?

La formulación de la pregunta es reduccionista, siendo la pregunta correcta: Medicarse: ¿en qué casos, dentro de qué circunstancias y durante cuánto tiempo? Y sobre todo ¿como único tratamiento o combinado con otras terapias sin efectos secundarios como la psicoterapia?

Nuestra respuesta es así de tajante: “depende, depende y depende”. Esta sería la respuesta teórica, que de nada os sirve, vayamos ahora con un mapa de la realidad:

Muchos de los pacientes que vienen a consulta de psicoterapia, llegan ya medicados ¿por qué? Generalmente porque han esperado mucho para pedir ayuda, después de sobrecargase durante largos períodos, a veces durante décadas!!! de repente su salud física comienza a resentirse por su ritmo de vida o por su personalidad excesivamente autónoma y exigente. Por tanto no vienen a terapia porque necesiten un apoyo, o porque estén tristes o desanimados, sino que acuden a terapia, porque el cuerpo ya no resiste como antes: no duermen igual, tienen lapsus de memoria, falta de concentración o molestias físicas propias de un cuadro de ansiedad o depresión, como insomnio, agitación, taquicardia, dolores musculares, mareos etc ante lo cual han pasado por su médico de familia quien él mismo o el psiquiatra les ha prescrito cierta medicación. Esta medicación mitiga esos síntomas físicos, lo cual alivia su malestar inminente pero inicia un problema nuevo: la del hecho de sentirse medicados: “¿tendré que medicarme de por vida? ¿me convertiré en un adicto?”

Es entonces, ante estas tribulaciones ¡cuando acuden al psicólogo o psicoterapeuta! (ojalá hubieran venido antes, aunque nunca es tarde), con la esperanza de que obremos el milagro de librarles de su medicación en unas cuantas sesiones. Hasta aquí no hay problema, los psicólogos estamos acostumbrados a recibir este tipo de demanda, a veces incluso con el “apoyo” del psiquiatra que le indica al paciente que «la psicoterapia le va a suponer perder su tiempo y su dinero»

Ante este panorama, ante el que más de uno os sentís identificado y para quien escribimos este artículo, la cuestión es ¿qué hacemos en terapia?

  1. Lo primero ayudarle a aceptar que la medicación “a día de hoy y dadas las circunstancias” es un apoyo necesario en su día a día. Es como esa persona que, tras años de estrés y mala alimentación acude a urgencias con la tensión arterial por la nubes, a priori no hay más remedio que medicarle para evitar males mayores, y poco a poco ir insertando en su vida hábitos saludables que le ayuden a estabilizar su sistema vascular. Y es etonces cuando por fin se puede reducir o eliminar la medicación.
  2. El segundo aspecto, junto con el anterior es abordar el hecho de que la medicación de salud mental causa más rechazo emocional que la medicación del cardiólogo (siguiendo con el ejemplo anterior), debido al estigma que tiene la enfermedad mental. Hay una realidad: tomar antidepresivos o ansiolíticos genera más complejo que tomar la pastilla de la tensión.
  3. El siguiente paso sería recibir terapia,con el objetivo no tanto de reducir la medicación, como de mejorar la calidad de vida interior, como consecuencia de lo cual, lo habitual es que el paciente reduzca o elimine la medicación. Esto sucede porque el paciente aprende a buscar otros apoyos además de la medicación: desde el apoyo de la terapia en sí misma hasta el auto-apoyo, o apoyo en sí mismo ¿cómo? Descubriendo habilidades y herramientas propias que el paciente ignora tener y que a través de la terapia el paciente descubre y se reapropia de ellas. Esto que a muchos os sonará a fantasía irrealizable, los que estáis yendo o habéis asistido a terapia sabéis que sucede.Actualmente existen opciones de terapia para todos los bolsillos:
  • Terapia virtual en comunidades de redes sociales.

 

todos los medicamentos tienen efecto secundarios

Por tanto, ¿qué hacer si un buen día apareces en urgencias con una crisis de ansiedad, o tienes dolores musculares sin causa orgánica diagnosticada, o aumenta tu insomnio, o tus problemas gástricos limitan tu vida…y tu médico te indica que estás somatizando aspectos nerviosos?

Y sobre todo ¿qué hacer si tu médico te prescribe medicación del área de salud mental?

  1. Pide una segunda opinión, busca otro facultativo bien médico de familia, pediatra (si es para tu hijo) o psiquiatra, que opine sobre tu caso y sobre el hecho de medicarte. Y sobre todo que te explique qué te está recetando, qué efectos secundarios tiene y para qué exactamente te lo está recetando, y a partir de cuándo estima que deberías preocuparte si no rebajas esta medicación.
  2. Date permiso para estar enfermo, no pasa nada por tomar medicamentos de la salud mental, no te pongas más presión de la que tienes. Está demostrado que el propio estigma de las enfermedades mentales se convierten en una carga más del propio malestar. Normalízalo y tómalo con naturalidad, ¡pero ojo! ¡No se trata de recibir tu medicación como quien ingiere unas vitaminas! Toda medicación tiene efectos secundarios y algunos crean tolerancia y dependencia, hay que estar atentos para tratar de reducir su ingesta. Para ello:
  3. Busca apoyo psicoterapéutico que te guíe para tomar la medicación como algo transitorio en tu vida, y si la terapia está fuera de tus planteamientos, trata de reflexionar sobre aquellos aspectos de tu vida que favorecen que tengas que recibir esa medicación para tratar de sustituirlos en la medida de lo posible por actitudes o hábitos más saludables para ti

 

«Medicación contra el Sufrimiento: claves antes de tomarla«
Beatriz Álvarez:     beatriz@escuchartepsicologia.com      699 251 287

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