
02 Nov Psicoterapia y límites (III): El trabajo del terapeuta
Publicado en 13:37h
en Ansiedad, Depresión, Estrés, Inteligencia emocional, Manejo de situaciones, Psicología
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Retomando el artículo anterior (Psicoterapia y los límites II: psicólogos y terapeutas), abordamos algunas nociones importantes sobre los límites de la terapia:
- Encuadre: En la primera entrevista que hacemos se concretan los temas a tratar, se indica el precio, la periodicidad de sesiones (que por lo general se empieza con sesiones semanales, que luego se irán espaciando a medida que avanza la terapia), el cambio de citas y anulaciones.
Respecto a esto último, no es que los psicoterapeutas queramos ser muy rígidos ni queramos “fastidiar a la persona”. Se trata siempre se fijar una hora y un día, porque, entre otras cosas, es uno de los límites que hay que respetar, ese día y ese hora va a quedar reservado para esa persona en lo que dure el tratamiento, y da sensación de estabilidad y de seguridad. Las cancelaciones se cobran cuando el paciente no aparece o no avisa con la suficiente anterioridad no porque “tengamos mucho morro”, sino porque es lo acordado, porque el paciente tiene que valorar la terapia para que resulte efectiva y porque ese tiempo, es tiempo que el terapeuta le está dedicando al paciente, ya llegue éste tarde, o se olvide de avisar. Tengamos en cuenta en este punto también que el trabajo del psicoterapeuta no se limita al tiempo de la sesión, sino que tanto antes como después hay una preparación y una elaboración sobre el proceso que está teniendo esa persona.
- Relaciones personales: para muchos será de perogrullo lo que voy a decir, pero es importante saberlo para quienes no lo conocen. Hay varias cosas que se tienen que tener claras, y que además están registradas por él código deontólogico: un psicoterapeuta, sea de la rama que sea, NO puede tener un tipo de relación personal con el paciente. No se puede tener amistad, no puede ser un familiar, no puede ser alguien de mi entorno más próximo. En el momento en el que esto se inclumple se está invadiendo la intimidad de la persona. En aquellos casos enlos que de una forma acordada tanto terapeuta como paciente quieren tener un tipo de relación personal, SE ACABA la terapia. Esto es así, y no se admite ningún tipo de justificación. Tampoco se pueden pedir favores personales al paciente, aunque sean laborales. Por poner un ejemplo claro: si un terapeuta se está divorciando, y tiene un paciente que es abogado, NO PUEDE pedirle sus servicios.
- Y por último, la vida privada del psicoterapeuta. Por el mismo motivo que indicamos que no se pueden tener relaciones personales, en la terapia no se habla de la vida privada del terapeuta. Una cosa es que un terapeuta ofrezca un ejemplo suyo de algún ámbito concreto de su vida con el fin DE AYUDAR AL PACIENTE, y otra muy distinta, es que la sesión de convierta en una charla de café en la que el paciente casi es quien tiene que apoyar al terapeuta.
Espero que este artículo os haya aclarado algunas dudas, y sirva para aclarar la eficacia de la terapia, aunque, como en todas las profesiones, la psicoterapia ayuda, pero también hay malos y buenos psicoterapeutas.
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Psicoterapia y sus límites (Parte III) por Almudena de Pablo.
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