Estrés: el buen amigo que se convirtió en enemigo


Estrés: el buen amigo que se convirtió en enemigo

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Estrés, esa palabra que sólo con oírla o leerla ya genera nerviosismo. Sin embargo difícilmente seguiríamos vivos si no existiera.

 

Así es: el estrés es una reacción corporal saludable, que tiene lugar cuando nuestro organismo entiende que hay una situación alarmante en nuestro entorno. El estrés facilita que la hormona cortisol

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suba en sangre y podamos actuar con mayor rapidez y diligencia, bajar nuestro umbral de dolor y mejorar nuestra rapidez de pensamiento y nuestra atención. Una maravilla para sacarnos de un apuro. Esta capacidad se ha instaurado en el ser humano como mecanismo de supervivencia en la naturaleza: luchar o huir.

 

Pero ¿qué ha sido lo que ha convertido la ventaja del estrés en una pesada carga que finalmente acaba enfermándonos? Pues que hemos convertido esta reacción puntual de alarma de nuestro organismo en crónica.

Así, el organismo, ante altos grados de estrés, aunque lo que llame nuestra atención no ponga en peligro nuestra existencia, reacciona como si así fuera y dispara continuamente los niveles de cortisol. La contrapartida para nuestro cuerpo, por el enorme derroche de energía, es que nuestro sistema inmunológico se va deteriorando, y esto puede afectar a cualquier área de la salud, en especial provocando enfermedades infecciosas, pero no únicamente. De esta manera se explican los males que nos acaban aquejando y que derivan, insisto, del estrés crónico. Ya hemos visto que el estrés puntual nos beneficia, no nos provoca mala salud, el problema surge de su constancia.

Llega incluso un punto en el que el estrés, lo tenemos tan presente, que se presenta aun cuando no existe situación alarmante. Es entonces cuando aparece la ansiedad: me anticipo a una situación que sospecho que me va a generar estrés.

Para aclarar conceptos:

  • Estresarse = OCUparse en exceso de algo (familia, trabajo, amigos, etc). La clave no está en ser resolutivo o no serlo. La clave del estrés es tener la sensación interna de que las demandas de nuestro ambiente superan nuestros recursos para afrontarlo, por eso el organismo se ocupa en exceso.
  • Ser ansioso = PREocuparse en exceso de algo que está por venir y que tememos que nos generará estrés. Es como un runrún que no se aleja de nuestra mente y a veces de nuestro cuerpo, que no es limitante, pero sí tremendamente molesto.

Y ¿qué podemos hacer para reducir la ansiedad y el estrés?

  1. Si tienes la suerte de reducir los estresores de tu vida, intenta librarte de aquello que puedas, aunque seguramente esa opción ya la has intentado.
  2. Si conoces alguna técnica de relajación practícala: cursos de respiración, yoga y sobre todo meditación.
  3. Aprende a tolerar el estrés y maneja tu sensibilidad a la ansiedad.Este es el punto más importante. No sufre estrés quien más estresores tiene, sino aquel que más sensible es a la sensación del estrés o aquel que más desbordado se siente por el propio estrés. Para ello te aconsejo que busques un profesional psicoterapeuta que te acompañe en ese proceso. Se trata de un cambio personal: pasar de apoyarnos en el exterior para apoyarnos en nosotros mismos o lo que es lo mismo, aprender a “autoapoyarnos” sin sufrir por ello.Recuerda que un poco de estrés y ansiedad son necesarios para afrontar la vida.No podrías hacer un examen, o competir en una carrera sin cierto nivel de ansiedad y estrés, ya que hay un nivel por debajo del cual nuestra atención y nuestras capacidades caen estrepitosamente y no somos capaces de afrontar nada.
«Estrés: el buen amigo que se convirtió en enemigo«
Beatriz Álvarez:     beatriz@escuchartepsicologia.com      699 251 287

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